Compras de Reyes: entre lo ético y lo económico
No se habla de otra cosa en las calles, en los supermercados, en los grandes almacenes, incluso en las cafeterías. La cuenta atrás para entregar el mejor regalo estos Reyes, está aquí, y la carrera vertiginosa por conseguir eso que más ilusión les hace a nuestros seres queridos invade nuestras mentes.
Ahora bien ¿sabemos hacer un consumo responsable?
Todos quieren la marca más de moda y la más llamativa, pero no todos están dispuestos a gastarse 120 euros en cada regalo, de hecho, si encuentran una buena falsificación por 20 euros en la calle no lo dudan, sin importar que no sea un producto oficial.
Por su parte, la intensa actividad diaria, las aglomeraciones en los comercios y, en ocasiones, la rotura de stocks pueden llevarnos más de un disgusto y tener que renunciar al juguete tan deseado por nuestros peques.
Y esta es una situación que se reitera año tras año en diferentes productos, como pueden ser perfumes, deportivas, bolsos, abrigos o cualquier artículo que se nos pase por la cabeza. Según la Organización para la Cooperación Mundial y el Desarrollo Económico (OCD) los productos falsificados representan el 2,5% del comercio mundial, lo que se traduce en aproximadamente 338.000 millones de euros, y hasta el 5% de las importaciones de la Unión Europea, lo cual equivale a 85.000 millones de euros.
La cuestión es que no sabemos qué hay de malo en adquirir este tipo de artículos, y muchos desconocen qué hay detrás de los productos falsificados.
El consumo responsable
El consumo responsable consiste en que este no vaya en contra del medio ambiente ni vulnere los derechos humanos y sociales.
Si bien, mientras en otras temporadas del año el hecho de hacer un regalo se convierte en una acción meditada y reposada, durante las Navidades se torna una tarea abrumadora a realizar en un pequeño espacio de tiempo, en el que se acumulan también los compromisos sociales, las cenas y demás tareas. Es por eso que, en estas fechas la compra de regalos es impulsiva y contrarreloj para llegar a cumplir con todo y todos.
De ahí que se genere una vorágine consumista en la que es preferible que sobre, es decir que haya de más, que de menos.
Los datos lo corroboran, en España se han alcanzado niveles de consumismo superiores a los de Reino Unido, que ya es decir, en cuanto a la intención de gasto en Navidad.
Y a raíz de la citada impulsividad el coste de estas compras es mucho mayor que durante el resto del año. Un ejemplo de ello son las prendas de ropa muy baratas que sustentan su precio en condiciones de trabajo infrahumanas de quienes las producen, y esto se repite con todos los artículos.
Acostumbramos a pensar en lo que quiere la persona a la que vamos a regalar pero ante varias opciones desatendemos la procedencia de los regalos, incluso quién lo ha producido. En consecuencia realizamos compras en las que no tenemos en cuenta las condiciones de producción de sus trabajadores, condiciones que se dan muy a menudo en el sector textil, por ejemplo, y con ellas favorecemos esta industria y por ende, dicha explotación.
Cómo hacer una compra responsable
Preguntar o mirar dónde se han producido los productos suele ser una alternativa para emprender el camino hacia la ética en las compras. Y ante el auge del e-commerce y las compras online las tiendas pueden certificar precisamente que están libres de explotación laboral, ambiental y trabajo infantil.
Acudir al comercio justo es una alternativa que precisa un mundo que se fundamenta en el progreso y la justicia.
Ecológicos y reutilizables
Y no solo el hecho de comprar regalos se ve afectado en estas fechas por una mala praxis. En estos días, en los que solemos acudir a numerosos establecimientos nos darán (o compraremos) multitud de bolsas de plástico, las cuales presentan un alto coste ecológico para el medio ambiente.
No solo reciclar, sino dejar de consumirlas forma parte del nuevo planteamiento medioambiental que intentamos abordar cada día, y en estas fechas, ante la masificación de compras, todavía más.
Taylorismo digital
Y en relación con las cuestiones anteriores se encuentra el conocido como taylorismo digital. Basado en la teoría de Charles Taylor expandida a principios del siglo XX, en la que muchas empresas construyen sus prácticas de trabajo, no del todo apropiadas, para los tiempos en los que vivimos.
Nos referimos al método de organización industrial que pretendía mecanizar el trabajo mediante la división de tareas de forma sistemática con la finalidad de aumentar la eficiencia y la productividad de los trabajadores.
No han pasado siglos desde entonces, pero sí hemos podido experimentar un enorme cambio cultural en el que la organización de los trabajadores se ha transformado.
Recordemos las viejas praxis que cronometraban una producción en cadena sin aportar valor a los trabajadores y ni siquiera un salario acorde a su cualificación.
Hoy en día las jornadas de trabajo demasiado extensas, así como los exhaustivos controles para el cumplimiento de inalcanzables objetivos de productividad no funciona, y en lo único en lo que puede desembocar es una fuga de talentos, porque sí, hoy las personas están más preparadas que antes y hoy eligen dónde quieren trabajar y en qué quieren invertir su tiempo.
No obstante, es obvio que las empresas necesitan corroborar que efectivamente sus trabajadores cumplen con sus objetivos y son capaces de alcanzar las metas diarias establecidas, pero lejos de utilizar viejas formas autoritarias, existen nuevos modelos de aprendizaje y desarrollo empresarial fundamentados precisamente en el propio talento de los empleados. Uno de ellos es la Universidad Corporativa, que en este caso os proporcionamos desde Kirisama.
Mediante la Universidad Corporativa los trabajadores tienen la potestad para ser dueños de su tiempo y progresar en función de sus horarios, aptitudes, pero también de su actitud, y esa es precisamente la cualidad que como empresarios podréis valorar para retener el talento en vuestra empresa, y sobre todo sacarle el mejor partido.
Sin duda, este periodo de ajetreo laboral es idóneo precisamente para darse cuenta de las necesidades de las empresas, tanto en cuanto a su Transformación Digital, muy necesaria en los tiempo que corren, como para saber valorar el talento con el que cuentas, y por qué no, el que te hace día a día seguir creciendo.
Conoce cómo la Universidad Corporativa puede abrirte las puertas de una buena praxis laboral, ética y fundamentada en el valor de tu equipo. Y si no estás seguro de estar a la altura digital que exige el mercado, pídenos una auditoría, te acompañaremos en tu proceso de crecimiento digital.